sábado, 3 de junio de 2017

Operación Impala: La aventura de cruzar África en moto (hace 55 años)

Después de leer los posts de Elsi Rider, en los que cuenta su viaje y sus aventuras para ir en moto desde España hasta la India, se me despertaron nuevamente las ganas de leer libros de viajes en moto.
(Y es que años atrás, animado por la profesora de Inglés de la academia en la que estudiaba ese idioma, leí aventuras de viajes en moto de Peter Moore, de Polly Evans, y de Matthew Fort, los cuales he citado en alguna ocasión).

Y buscando en Internet encontré información de la denominada  Operación Impala, así como un reportaje televisivo (en catalán) acerca de esa aventura, junto con la historia de las motocicletas Montesa.
Esa "operación", que tuvo lugar hace unos 55 años, consistió en el viaje que cinco jóvenes aventureros españoles (tres yendo en motocicleta, y dos en el Land Rover de apoyo logístico) hicieron para atravesar África de sur a norte, desde Sudáfrica hasta Túnez. 20.000 Kms en poco más de 3 meses (100 días).
Los cinco miembros de la expedición (así como las tres motocicletas utilizadas), los podemos ver en ésta fotografía.
Ellos eran Oriol Regàs, Juan "Tei" Elizalde, Rafa Marsans, Enrique Vernis y Manuel Maristany, éste último, pese a no tener experiencia en el mundo del motor, les acompañaba como fotógrafo y cronista de la aventura que relató en el libro titulado Operación Impala (autor Manuel Maristany), el cual, y pese a los años transcurridos, sigue editándose ya que es un clásico y muy entretenido libro de viajes y aventuras.
(para leerlo, adquirí un ejemplar en Iberlibro, edición de 1964 y de editorial Juventud).

En dicho libro, Manuel Maristany (tristemente fallecido hace un año, razón por la cual vaya este post como mi modesto homenaje tanto para él como para el resto de integrantes de dicho grupo) nos cuenta sus aventuras atravesando aquella África del año 1962 en unas pequeñas motocicletas (de 175cc y 18 CV) fabricadas en España.
Y es que por entonces la fábrica Montesa estaba preparando el lanzamiento de una nueva motocicleta, a la que finalmente pusieron el nombre de Impala en recuerdo del pequeño y veloz antílope africano que los protagonistas de la aventura contemplaron en múltiples ocasiones a lo largo de su viaje. De cara al lanzamiento al mercado, al fabricante le interesaba hacer tanto una buena campaña de imagen para promocionarla en toda España (pues a comienzo de los años 60, hablar de exportaciones y ventas en el extranjero era soñar), y dicha campaña de promoción consistió en someter a esa nueva moto a una durísima prueba de resistencia haciendo que un pequeño grupo de jóvenes aventureros recorriesen con ellas (y con un Land Rover de soporte logístico) los 20.000 Kilómetros que hay desde Ciudad del Cabo (Sudáfrica) hasta Túnez (donde embarcaron en un ferry, para volver a Europa, concluyendo así la aventura africana)
La motocicleta Impala era (y sigue siendo) inconfundible, así como también lo era el característico sonido de su motor de 2 tiempos.  (en la actualidad, y aunque ya hace casi 30 años que dejaron de fabricarse, miles de ellas siguen circulando por las calles, y se han convertido en un vehículo clásico)
Pues bien, los cinco protagonistas de la aventura, tras enviar por barco sus motocicletas y materiales diversos para el viaje, a Ciudad del Cabo, volaron hasta esa ciudad sudafricana, vía Roma, el 4 de enero de 1962.
Una vez allí, y tras adquirir un Land Rover (al que bautizaron con el nombre de Kiboko -hipopótamo en swahili- ) y matricularlo como vehículo andorrano (matrícula Principado de Andorra nº 2.819, anécdota curiosa pero explicable ya que ese país de los Pirineos les subvencionó la compra de dicho vehículo, y les proporcionó de forma casi inmediata, la matrícula y los papeles para el mismo), comenzaron el largo viaje de vuelta a casa: 20.000 Kms., la mayor parte de ellos por caminos de tierra, tal y como vemos en la fotografía.


Las grandes etapas en las que el libro divide la aventura africana, son las siguientes:
    Ciudad del Cabo - Johannesburgo, atravesando el desierto del Karoo
    Johannesburgo - Livingstone (Zambia), pasando por las cataratas Victoria
    Livingstone - Lusaka (Zambia)
    Lusaka - Kilimanjaro (Tanzania),  atravesando las llanuras de territorio Massai
    Kilimanjaro - Lago Victoria - Nairobi (Kenia)
    Nairobi - Kampala (Uganda) - cataratas Murchison - Nairobi
    Nairobi - Monte Kenia - Addis Abeba (Etiopía)
    Addis Abeba - Asmara (Eritrea)
    Asmara - Khartum (Sudán),  atravesando el desierto de Núbia
    Khartum - Atbara
    Atbara - Asuán (Egipto)
    Asuán - Luxor
    Luxor - El Cairo,  atravesando el Valle de los Reyes
    El Cairo - Alejandría
    Alejandría - El Alamein
    El Alamein - Bengasi (Líbia)
    Bengasi - Trípoli - Tunez
    Tunez - Marsella (Francia) en ferry
Y tras eso...
    Marsella - Andorra
    Andorra - Barcelona

Operación Impala es un libro muy recomendable, mezcla de aventuras, humor y análisis de otras culturas, con ese espíritu algo ingenuo de unos jóvenes aventureros españoles, que comenzaban a recorrer el mundo en una época, los años 60, en que España, tras dejar atrás el aislamiento de los oscuros años de la postguerra, iniciaba su desarrollo económico e industrial, y poco a poco volvía de nuevo a abrirse al mundo.

domingo, 16 de abril de 2017

El viaje que pudo haber sido y que no fue - San Francisco days

Creo que un viajero debe tener en cuenta para su historial, no solo los viajes que hace, sino también aquellos que, por la razón que sea, no llega a hacer.

Entre estos últimos, yo tengo anotado mi "viaje" a San Francisco (USA).

Y es que en la primavera del año 2010, e invitado por un fabricante, estuve a punto de acudir a un congreso de mi especialidad, que iba a tener lugar en el mes de abril, en la ciudad de San Francisco.
Para aquel viaje, además de billetes de avión, visado y reserva de hotel, tenía preparada en mi Smartphone, la colección de canciones que iría escuchando durante los vuelos transoceánicos de ida y vuelta, entre las cuales estaba San Francisco days, de Chris Isaak.

Desgraciadamente la madre naturaleza tenía otros planes, y justo entonces, en Islandia, y más concretamente en el impronunciable volcán Eyjafjallajökull ocurrieron una serie de importantes eventos.
El 14 de abril del 2010, una gran erupción que tuvo lugar en ese volcán islandés, arrojó a la atmósfera miles de toneladas de ceniza, lo cual llevó al cierre del espacio aéreo en la mayor parte del norte de Europa, afectando así a los planes de viaje de miles de pasajeros, especialmente aquellos cuyo avión siguiese una ruta de vuelo próxima a Islandia, cual era mi caso, ya que tenía billetes de ida y vuelta directos de Londres a San Francisco, los cuales tuve que terminar cancelando, así como mi viaje y mi asistencia a dicho congreso.
Sea como fuere, desde entonces, cada vez que escucho a Chris Isaak cantar San Francisco days... y más estando en abril, tomando el vermouth en una terracita, recuerdo aquel viaje a San Francisco que pudo haber sido, pero que no fue.

San Francisco days, San Francisco nights,
I still love you, I still want you,
I still need you, don't hang up and say goodbye.

:-)







domingo, 19 de marzo de 2017

Aventuras Moteras: de España a la India (y vuelta)

Está claro que aún quedan aventureras de verdad, y para muestra, esta mujer, Elsi Rider, que marchó y volvió en motocicleta, en solitario, desde su casa en Asturias (España) hasta la India, pasando por Italia, Grecia, Turquía e Irán.

Como ella misma dice: Los sueños están para cumplirlos.


Os paso los links a los posts en los que nos cuenta su viaje, y las cosas que en él le ocurrieron:

  1. De España hasta Irán
  2. Viajando en Irán. Un país desconocido y sorprendente
  3. Aventuras en la India misteriosa
  4. Lo peor de los viajes, es la vuelta a casa. De la India hasta España

Una delicia para leer, disfrutar, y viajar sin tener que salir de casa.

¡Enhorabuena, Elsi Rider!


domingo, 5 de febrero de 2017

Libros para el recuerdo

Por temas de trabajo, la pasada semana estuve unos días en Madrid.

El billete de tren de vuelta a una famosa ciudad por la que pasa el río Ebro, y por aquello de no andar con prisas, y más teniendo en cuenta que era un viernes, lo tenía para última hora de la tarde, pero ocurrió que el cursillo al que había asistido, finalizó hora y pico antes de lo previsto, pues los asistentes estuvimos de acuerdo con el profesor en que, siendo viernes, y teniendo muchos de los asistentes que marchar de vuelta a nuestras ciudades de origen, era preferible no hacer mas que una parada para tomar café a media mañana, y luego seguir hasta acabar, sin parar para comer.

El resultado de todo ello (la hora de salida de mi billete de tren y el disponer de más de una hora adicional), junto con llevar tan solo una pequeña maleta de las de equipaje de mano, me permitió comer con mucha calma en un restaurante de la zona de Atocha, y tras ello, aún tuve tiempo para darme un paseo por las librerías de la Cuesta  Moyano, la cual está próxima a la estación de tren.

El resultado de ese paseo, fue la compra de un libro usado, una novela para leer en el tren de vuelta a casa. Dicha novela (mezcla de Ciencia Ficción y Fantasía), no muy conocida, pero realmente entretenida para los que les gustan las historias de Julio Verne, tal y como me dijo el librero propietario de la caseta, cuando vio que ojeaba diversos libros de ese escritor francés, lleva por título Héctor Servadac.

Pues bien, el protagonista (Héctor Servadac) y un grupo de personajes de diferentes nacionalidades, deben enfrentarse a las consecuencias de una catástrofe terrestre, que los obliga a recorrer durante dos años, los vastos espacios del sistema solar, cuando la zona del norte de África en la que ellos se encontraban, es arrancada de la Tierra, y lanzada al espacio, por el choque de un meteorito gigante.
He de decir que la novela, tal y como me dijo el librero, es entretenida, y que el viaje de vuelta en el tren, se me pasó volando, mientras disfrutaba con las aventuras de Héctor & Cia. viajando en un cometa por el sistema solar.

La sorpresa adicional vino (cosa habitual en los libros usados) en que la novela llevaba la firma de uno de sus anteriores propietarios.
En este caso, un tal Javier Alfonso, hace 20 años, en el año 1997, fue su propietario.

Espero que él disfrutase leyendo las aventuras de Héctor por el espacio infinito, como he disfrutado yo.