viernes, 2 de mayo de 2008

Cuando menos te lo esperas, salta la liebre.

Camino de Trinidad, Cienfuegos era una etapa intermedia.
Recuerdo que nos alojamos en un hotel, llamado Jagua, estilo nuevo socialismo Soviético.

Con el calor que habíamos pasado en aquel coche (sin aire acondicionado, por supuesto), la piscina del hotel nos pareció gloria bendita, y allí comenzamos a ver que aquel sitio y aquella ciudad, eran una maravilla.

Junto al hotel había un restaurante, llamado El Palacio del Valle.

Una pianista Cubana amenizaba la cena, interpretando boleros.

La cena fue fantástica, y por un precio razonable (mas bien barato).


Después estuvimos tomando copas en la terraza del restaurante.


¡Que bien que se estaba en aquel Palacio del Valle!

A la mañana siguiente, recorrimos el centro histórico de la ciudad. En una de las avenidas centrales, la banda municipal interpretaba canciones de The Beatles.

Una auténtica delicia nos pareció todo aquello, y creo que Cienfuegos nos gustó más que Trinidad.

Y es lo que ocurre en muchas ocasiones: que cuando menos te lo esperas, salta la liebre.

Todo esto me lo ha recordado la canción Cienfuegos tiene ya su guaguancó (pronunciese Uauancó), interpretada por los Buenavista Social Club, que he escuchado en la radio hace unos minutos.

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